No sé vosotros, pero yo por lo menos esperaba todo el año ansioso a la venida de los Reyes Magos. Este evento es el más esperado por los niños (y no tan niños) de casi toda España.
Esta fecha creo que sacaba la parte más creativa de los niños. Antes que nada siempre había que escribir la carta llena de exorbitantes regalos, descritos con todo lujo de detalles. Pero lo más divertido de este día llegaba por la noche y con las travesuras de algunos niños, y con esto me refiero a mi. Mi madre siempre me decía que era el que más mala idea tenía de todos mis hermanos. Esto se debe a mi afán por salir a la terraza, donde dejábamos los barreños con agua de los camellos, y echar disimuladamente un buen chorro de whisky, queriendo de este modo emborrachar a los camellos y que se confundiesen a la hora de entregar los regalos. Como estos se podrían contar muchos pasajes, como el épico de pasarte sirviendo el vino o el licor a los 3 reyes, mirando con cierta sonrisa a tus padres y ellos devolviéndotela con cierta angustia distinguida en sus ojos.
Pero lo mejor es la mañana siguiente... Yo por ejemplo, no podía ir al cuarto de mis padres ya que para hacerlo tenía que pasar por donde están los regalos, y es norma general en mi casa estar todos juntos para poder abrirlos. Aquí es cuando la imaginación se te dispara y te sale a borbotones de la cabeza. La mejor forma de despertar a mis padres era ir justo a la pared de nuestro cuarto que lindaba con la pared del cuarto de mis padres. Era entonces cuando cogíamos una caja llena de 'Legos' y la precipitábamos contra el suelo como si no hubiera mañana... entonces solo era cuestión de esperar 5 segundos y mis padres salían de la cama dispuestos a comenzar el evento.
Creo que igual que yo, habrá un montón de niños más desarrollando su imaginación día a día y haciendo cosas peores o parecidas en este día de felicidad y gratitud.
Borja O.
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